Mis ojos sólo han visto el titilante
fulgor de tu lenguaje en la pantalla,
ventana que me acerca conocida,
muro que me separa inexplorada.
Te leo, y en mi mente se organiza
un cúmulo de imágenes que alcanza
a dar cuerpo a la idea de tu cuerpo,
a dar vida a la idea de tu alma.
Te conozco y te ignoro a un mismo tiempo;
estoy contigo, ¡pero qué lejana!;
creo tocar tu piel, y entre mis dedos,
sólo vibra mi piel sobresaltada.
Sé que vendrás un día, aunque es incierto
si este saber es fe o es esperanza.
Y cuando vengas, o si vienes,
¡¿cómo resistirán mis ojos tu mirada?!
Tiembla una duda en mi cerebro,
y corre el temor a lo largo de mi espalda,
formulando insistente la pregunta
sí, me ves como me imaginabas.
Y la inquietud, me impulsa a refugiarme,
en la seguridad de la distancia.
Y no sé, ¡si prefiero tu venida!,
o soñarte, en ausencia enamorada.
No obstante, ven, voy a correr el riesgo,
que más me aflijo, cuanto más te tardas...
O quizá...¡no!, ¡no vengas!, ¡que no quiero
morir de angustia!, si me despreciaras.
O si acaso...tal vez...¡probablemente!...
Perdona, amor, ¡que es el temor quien habla!...
Llégate a mí, sin más, y abre tus brazos,
que yo hace tanto tiempo, ¡te abrí el alma!.
Escrito por: Miangel
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